Aguardo sentada a la linde de ese lago
Que tantas veces contemplamos.
Espero con paciencia
A que un día regreses
Por aquel pequeño sendero,
Portando el amor y el sosiego
Que te llevaste sin querer
cuando partimos.
¿Por qué nos sentimos tan solos?
¿Por qué me siento tan triste?
Deseo oír de nuevo tu voz.
Desearía que me hablaras
Y que las palabras
Viajaran raudas hasta aquí,
Junto a mi oído.
Poder cerrar los ojos e imaginarme,
Que es tu aliento
Lo que siento acariciarme.
A veces temo
Que todo lo que hace
Palpitar mi corazón,
Lo termine paralizando
Y lo incapacite para sentir;
Pues tan colmado está de ti,
Tan henchido está,
Que el dolor
Es mi extraño compañero de viaje.
Perdona mi flaqueza,
Por dudar de que algún día aparezcas;
Que sienta a ratos que estás tan lejos,
Que la desesperanza me embargue y tema,
Tema en esta vida no alcanzarte.
¿Por qué la tristeza me oprime?
¿Porque se me ha olvidado tu rostro?
Recuerdo tu alma
Y eso me basta.
¿Cuánto más debo esperar
Antes de desear
Que Ella me lleve,
Con la esperanza de reencontrarnos
Tras las nieblas del olvido?
¿Cuándo, mi amor,
Retornarás a mí?
Por Arminda C. Ferrera
